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viernes, 14 de enero de 2011

fuera de la bacinica



Lo que el Dr. Gyatso acababa de observar lo dejó sorprendido, la verdad es que jamás espero una reacción tan baja por parte de X, todo lo contrario, la tenía en un pedestal, y aunque fueran enemigos, Gyatso admiraba el arte y la genialidad con la que X siempre contra-atacaba. Que lamentable fue para él darse cuenta que había ganado la batalla. El triunfo no sabe a victoria cuando no hay un gran desafío de por medio. Esta guerra, que se le antojaba intensa, sucumbió con gran facilidad gracias a la peor de las artimañas. Propiamente, ganó por default, su oponente, decepcionantemente, utilizó una vía alterna para agredirlo, que lejos de causarle dolor o molestia, simplemente le causó una ligera tristeza y una gran desilusión. Es irrefutable que a pesar de ser enemigos, Gyatso admiraba a su antagonista. Siempre lo tuvo a la expectativa, siempre lo sorprendía con una ofensiva ilustre y digna de su ser. Esta guerra le apasiona al doctor por ser un reto al intelecto y a su capacidad como creador ya que permite una infinidad de posibilidades para interponer tácticas defensivas y ofensivas inimaginables que encienden la máquina creativa de sus contendientes para componer, manipular y alterar el universo de acuerdo a su conveniencia. Este hecho, siempre despertó en Gyatso una ávida curiosidad por saber la siguiente maniobra de su contrincante. Sin embargo, Gyatso nunca vio venir la infamia de su ruin adversario.

Si bien es cierto que en la clase de batallas que entablaron la regla de oro es la inexistencia de reglas y las únicas limitaciones que presenta son las del universo mismo, también es una realidad que existe un código de honor “no escrito”, que consta de ciertos principios rectores que todo adversario que se considere digno debe de conocer. Este acuerdo tácito por el cual los combatientes pactan conducirse con honor, rectitud y decoro también es conocido como lex belli y fue violado por X.

¡Cuan amarga victoria! La artimaña que utilizó tiene un nombre que, en el mundo fétido de donde proviene X, es llamada orinarse afuera de la bacinica.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

retomando el placer parte 1

Una sensación extrañamente bella invade al Dr. Gyatso cuando retoma aquel pasatiempo que tanto disfrutaba. ¿importarán las causas? o ¿lo único que importa es que lo haya retomado?

¡ El Doctor lo a retomado! gritarán para su interior algunos cuantos peregrinos de la Luz.
El doctor se los agradece enormemente, pero también grita ¡gracias! para su interior.

¿Es acaso que el doctor y los peregrinos deben de mantener una relación reprimida y acomunicativa tan sutilmente para el resto de sus dias? ¿cuales son los misterios de aquella relación?
El doctor se interrogaba tantas cuestiones y emitía plegarias para que el misterio no fuera ni la maldita verguenza ni una percepción de inferioridad mientras se desprendía las garras de su índice.

Para él, perder sus garras no es un mal vicio, es parte de su evolución. Un intento de apresurar las profecías de Darwin y desprenderse de sus partes salvajes, de su bestialidad oculta y poderse volver más humano, un "homosuperior".

Ante la situación que se presentó en aquella noche de insomnio en la que decidió retomar su pasatiempo, el doctor se dispuso a ventilar sus dudas echando un poco de humo a su cerebro. Así que salió de la habitación, encendió un cigarrillo y se puso a deambular por su acogedora mansión vestido con su piyama desnuda y tan solo unas pantuflas .
Sus pensamientos vagaron un poco, después se disiparon más…
¡ Él sabía que no debía retomar su pasatiempo! ¡Él había sido educado con el valor del deber antes que el placer! ¡Él tenía deberes!
Para no empeorar las cosas, minutos atrás, el doctor acababa de recibir una minúscula dosis de placer, pero ¿quién iba a pensar que el catedrático era una bestia insaciable y quería más placer, aunque en otra presentación?
Tanto se esforzaba por despedazarse las garras, por perderlas, al igual que el bello de su cuerpo, por destruir a ese lado salvaje que lo volvía animal y de nada la sirvió…

…por el momento...y decidió ir a fumarse ese cigarrillo y a recargar la batería de su ordenador.