miércoles, 26 de febrero de 2014

Gijón, playa que me permitió la reflexión.




Al caminar con los píes descalzos sobre los ríos miniatura que se forman entre tus arenas aprendí que el agua debe de fluir para no estancarse. Logré sacar mis fantasmas, logré soltar y dejar ir.

Tu silencio me sonrió haciéndome sentir en confianza. Me dejaste llorar lo que no había llorado y soltar lo que no había soltado. No mostraste inquietud ni hiciste ninguna cara, mejor optaste por escucharme con la prudencia del mejor amigo, con la compasión de una madre. Me cuidaste, me tuviste seguro, me orientaste, con el cariño protector de un padre.

Te recuerdo con gozo, sin poder evitar que surja la sonrisa natural que me trae tu simple pensamiento. Gracias por la frescura de tu brisa, gracias por el sonido de tu oleaje, gracias por tus personas caminantes alegres, por tus perros juguetones y danzantes, gracias por tu alegría y tu calma.

Intentaré fundirme en la paz que me diste, que más bien me descubriste, ya que ahora sé que siempre la tuve en mi interior, sólo que una manada engañosa de nubes no dejaba brillar tu sol, mi sol, el sol de un corazón contento. Éstas ya se fueron, se disiparon y corrieron. A veces pretenden volver a formarse, pero con una mente alerta las detecto y las contengo. Ahora que tengo el método, haré mi mejor esfuerzo.

jueves, 6 de febrero de 2014

Un pequeño descubrimiento muy significativo





Bueno pues aquí me encuentro. Para comenzar quiero declarar que me siento muy afortunado de la vida que ha transcurrido por mi mente hasta ahora. 

Me parece que solo puede hablar la persona que soy en este mismo instante y la que seré cuando acabe de escribir esta nota. Así sucede en la vida, todo cambia de segundo a segundo. Por lo tanto, seré natural y es probable que el flujo de ideas que vienen a mi mente vaya cambiando mientras intento reflejarlas en el teclado. 

Estoy escribiendo esto con la intención de entender el torrente de emociones y deseos que pasan por mi mente, en relación con lo que debo hacer en la vida y cuál es el siguiente paso que debo tomar.  

Tengo 26 años de edad, he estudiado una carrera que sirve a la sociedad, he concluido estudios de especialidad, he obtenido un trabajo bien remunerado con un excelente clima laboral, en donde los compañeros, jefes y dueños de la compañía son seres humanos que ven a los colaboradores como personas. He conocido a una compañera increíble, con un alma hermosa, que me apoya, me alienta y desea que sea feliz. He viajado, he conocido otros países y otras culturas. Tengo una familia que me ama, me apoya, me da su ejemplo y amor incondicional. Cuento con grandes amistades que han estado en los momentos buenos y malos. Cuento con una salud extraordinaria, tengo dos piernas, dos brazos, mis sistemas respiratorio, digestivo, nervioso, cardiovascular e inmunológico en excelente estado. Cuento con huesos firmes y fuertes, con una piel sana y resistente, cuento con un cerebro que funciona, que me permite entender y razonar. 

Se puede decir que soy la persona más afortunada del universo. Sin embargo aun no estoy satisfecho, si hablamos de felicidad duradera, aun no soy feliz de forma pura y verdadera. Alcanzo estados de felicidad, pero éstos cesan, se terminan. Mi paz interior y mi mente aun son muy perturbables. 

Me pregunto ¿cuál es el significado de la vida?

Sé que todos los seres quieren ser felices y sé que ningún ser quiere sufrir. 

Mi intención ha cambiado. Ahora escribo estás palabras con la intención de que quien las lea, se pueda identificar con mi situación y encuentre un camino a su verdadera felicidad, o por lo menos se cuestione si en verdad es feliz. 

A pesar de que mis condiciones externas son excelentes, aun no he encontrado la felicidad que tanto busco. 

Creo que es por que esa felicidad no está allá afuera. No se traduce en la cantidad de dinero que tenga o gane, en la riqueza material que pueda ostentar, en las amistades que pueda tener, en el éxito profesional, ni en los buenos momentos de diversión y entretenimiento que pueda disfrutar con mis seres queridos. Todo eso se acaba, todo eso se va. Incluso llego a pensar que esas son tan solo distracciones de mi sufrimiento. Me empiezo a convencer que la naturaleza de este mundo es la insatisfacción. ¿Saben qué? a partir de este momento renuncio a seguir sufriendo y declaro por iniciado el comienzo de un viaje en búsqueda de felicidad verdadera. 

Con esta búsqueda iniciada, regreso a mis planteamientos iniciales. He estado pensando ¿cuál es mi siguiente paso? ¿qué es eso que debo hacer en la vida para ser feliz? ¿Qué sigue? ¿Estudiar una maestría? ¿Casarme? 

Contemplo estás ideas y veo que siguen siendo condiciones externas. Tanto los estudiantes egresados de maestría como las parejas casadas aun tienen problemas y sufrimientos. Incluso sus vidas se pueden tornar más complicadas. 

Creemos que estás acciones pueden ayudarnos a ser más felices, pero lo único que encontraremos al final es más insatisfacción. 

Esto me dice que he estado buscando la felicidad durante toda mi vida en los lugares equivocados. 

Gracias a esta observación he llegado a un pequeño descubrimiento. 

Si llevo toda mi vida buscando felicidad pura y verdadera en condiciones externas y aun no la he encontrado, esto es una clara señal de que la felicidad no está allá fuera. 
Ahora ya sé dónde no buscar mi felicidad. 

¿Ahora qué me queda? Buscar mi felicidad en dónde aun no la he buscado. 

Si no está en nada externo, es probable que esté en el interior. Ahorita vengo, voy a buscarla aquí dentro. 


PD: Quiero dejar en claro, que considero que las actividades que mencione anteriormente como casarse, tener hijos o estudiar una maestría, no son ni buenas ni malas por si mismas. No estoy dictando que nadie deba casarse, tener hijos o estudiar una maestría. Simplemente he descubierto que no son una causa verdadera de felicidad por sí mismas. Todo está en la mente que lo perciba y la motivación con la que se realicen dichas acciones. Continuaré estas reflexiones en entradas subsiguientes, con el fin de algún día poder observar en retrospectiva la evolución de mi pensar.