sábado, 6 de noviembre de 2010

alone

...y cuando creí estar completamente solo, me encontré con mi sombra. Apenas le hablé, cuando la luz se fue.

miércoles, 14 de julio de 2010

LA LUTTE CONTINUE


¿Así que deseas seguir jugando gatita?

No te preocupes, lo que has saboreado hasta ahora, es tan solo la puntita de una grande y jugosa bola de estambre que te ha mantenido anhelando cada vez más. Los peregrinos de la luz también han estado a la expectativa, pero me atrevo a decir que no tanto como giu.

Algunos peregrinos de la luz, los auténticos fervientes, se darán cuenta de inmediato de que hay un impostor en este universo, puesto que el doctor Gyatso jamás se ha caracterizado por ser un fantoche, ni un fanfarrón y mucho menos un burlón. "Esto debe ser obra del doctor mamadorski", sospecharán.

En el pueblo, se respirará un aire de incertidumbre. La duda se sembrará en las cabezas de miles que no sabrán que criterio apoyar, ya que estan acostumbrados a que siempre se les diga que hacer, que comprar, que pensar. Hay un malvado poder encargado de difundirle a la población estos mensajes, liderado por un individuo al que todos conocen como "el Señor de las Diez" que en esta ocasión, le informará al pueblo qué es correcto creer.
Los medios apoyaran a los fervientes y se encargaran de convertirlos en ídolos. Profesaran que si todo el pueblo tuviera la idiosincrasia de estos individuos el progreso sería muy diferente.

El discurso del Señor de las Diez será algo así:
"¡Debemos tomar como ejemplo de vida a estos individuos y jamás volver a dudar del Dr.Gyatso!
Las sospechas se han comprobado y es evidente que se trata de un impostor. ¡Gracias fervientes, gracias!, por guiarnos por el camino correcto y por hacernos ver que aún todos somos pecadores. "
Finalizaría, en un tono punitivo:
"Deberíamos sentir verguenza por nuestros pensamientos. "
Al terminar su mensaje, una epidemia de culpa azotará a los habitantes.
Pero no todos en el pueblo son imbéciles. Algunos saben que la intención del señor de las diez es mantener al pueblo espantado. Hay quienes les gusta indagar hasta sentir la verdad en sus manos y son pacientes para dar una resolución.

Otro pequeño grupo de peregrinos de la luz, los agnósticos, inducirán que no existe impostor alguno, sino que hay dentro del continuo mental del Dr. Gyatso una dualidad inminente. Un bien y una ausencia de bien que reinaran sobre las conductas de su individuo por siempre. Aunque Gyatso sea un ser de conciencia elevada, el demonio del ego aprovechará cada oportunidad que tenga para escurrirse por sus entrañas. Su naturaleza ha sido dictada y nada se puede hacer al respecto.

Ciertos peregrinos señalaran al pequeño grupo de peregrinos agnósticos como los más sabios y sus demonios de ego serán alimentados.

Sin embargo, aun quedan uno o dos peregrinos de la luz que no han emitido opinión. Los que realmente son sabios. Ellos no hablaran.
Ellos, desde tiempo sin principio, lo único que han hecho, en virtud de que realmente pueden "ver la verdad", es que han sentido una gran compasión por el Dr. Gyatso y por sus semejantes. Saben que Gyatso se ha esforzado bastante puesto que no ha dejado de morderse las uñas y trabaja en su interior de manera constante. Pero también saben que el camino que recorre una semilla de flor de loto hasta salir del agua y florecer tiene eones de distancia, por lo que la lucha de Gyatso contra su humana bestialidad no será imposible pero casi inalcanzable.



miércoles, 7 de abril de 2010

EL NUEVO ELEMENTO

-¿Como sería el viaje en el tiempo perfecto?

Al doctor Gyatso no le apetecía pensar en idealismos en aquel momento, lo único en que pensaba constantemente era en el raro dolor que sentía en el cuello cada vez que pensaba en ella.
¿Pudiera ser que el sensor del TPS (temporal positioning system) que adaptó a su corbatín y que utilizó en el viaje piloto le afectara de alguna manera?

El corbatín era azul marino, tenía dibujados barquitos con la bandera francesa en el mástil, era un corbatín precioso, fue fabricado en París con seda de la mejor calidad, un regalo muy preciado de un amigo acaudalado de la familia.

A Gyatso le pareció una gran idea portar ese corbatín en su primer viaje transtempomordorinio. Para él, ese corbatín representaba mucho más que una simple prenda cara y elegante, era libertad, igualdad, fraternidad y sobre todo, significaba ser el capitán de su propio barco, un sueño que siempre había tenido. Que mejor barco para ser capitán que su propia nave del tiempo. Era preciosa, con la estructura de un barco muy a la Julio Verne, una gran nariz como proa representaba su gran carácter. En el mástil, se encontraban instalados todos los instrumentos de navegación temporal necesarios para el viaje y un poco más atrás, se hallaba la pieza fundamental de la nave, el dispositivo de recarga de "mordorinium", el elemento recién descubierto que le permitía al doctor desplazarse a través de la cuarta dimensión, la del tiempo.

El barco no medía más de 20 pies de largo y sin embargo, era excesivamente cómodo en su interior, con acabados en caoba y terciopelo azul. El camarote consistía de una cama lo suficientemente grande para albergar a tres personas adultas y el baño contaba con todo lo necesario para hacer sentir a Gyatso como en su propia casa, sin mencionar que en este lugar había acondicionado su librero para nunca aburrirse. El cuarto de mando, desde donde Gyatso dirigía los viajes, se encontraba justo en la proa. EL interior de la nariz del barco era el sitio de donde se controlaba todo, por medio de un tablero que parecía un piano, el capitán podía establecer la fecha de destino, así como en que dirección y a que velocidad viajar en el espacio, mientras el mordorinium hacía la labor de transportarlo en el tiempo. El doctor siempre fue muy precavido y no dudo en montarle a su nave una lanza letal con punta de nitroglicerina que lo protegiera de cualquier amenaza, sobre todo si pensaba viajar a alguna guerra o era prehistórica en donde no sabía que peligro podría acecharle.


El doctor acababa de regresar de su primer viaje de prueba. Regresó con mas interrogantes en su mente que con las que partió. Lo que más raro le parecía a Gyatso era que viajó al año 1968 con su corbatín, sin embargo, regresó al 2011 sin él.


-Alguna reacción debe haber ocurrido entre el mordorinium y la seda para que me dejara estos rezagos en el cuello. Se decía a si mismo.


El dolor persistía y Gyatso no podía borrar a esa mujer de su pensamiento ni por un momento. Pensaba en una relación causal que explicara el fenómeno. Por un largo tiempo, se frotó el mentón a modo de cliché meditando sobre el asunto.


Pasada una hora se soltó a carcajadas. Riéndose de él mismo, completamente solo, como un pelmazo. Así encontró la paz.
De la nada, se encontraba de muy buen humor y se había olvidado de todas sus dolencias y preocupaciones. Emitió un largo suspiro. Cuando de pronto...

-¡Ahhh, mi cuello otra vez!...


sábado, 23 de enero de 2010

revoemag

El Dr. Gyatso se regaló 5 minutos de reflexión, (para ser sinceros fueron 10 minutos)

Lo que estaba descubriendo lo dejó anonadado, (para ser sinceros digamos que le impactó demasiado)

Se dio cuenta de que estaba empezando un juego que nunca quiso jugar (para ser sinceros ni siquiera le pasó por la mente participar)

Estaba jugando con fuego y había jurado que nunca se iba a quemar (para ser sinceros lo juró mucho después de empezar a jugar)

Después de aquellos largos 10 minutos (para ser sinceros 15 min.)

Tomó una decisión. No sé qué tan acertada (para ser sinceros yo creo que estuvo muy bien tomada)

Nunca más jugaría de nuevo, con esta vertiente se terminó el juego. (Para ser sinceros hablaba en serio. ¡Nunca más! jugaría de nuevo)

Después de un largo suspiro se dijo a sí mismo:
“Fue divertido pero no es lo que quiero.”

miércoles, 6 de enero de 2010

Una bonita amistad


El regreso nunca es tan malo, el efecto es proporcional a la partida con la excepción de que ya se tiene una expectativa, aunque muchas veces cambia.
¿Cambiará algo en el destino del Dr. Gyatso?
Una cosa es cierta. El doctor se encontrará con muchas olas que vencer.

Como en su infancia, cuando iba al océano con su padre, el pequeño doctor le tenía un impetuoso miedo al mar, pero alentado por su padre comenzó a pasar todos los atardeceres luchando contra él, entablaba batallas y discusiones con el mar. El ejercicio consistía en una vigorosa repetición de patadas y puñetazos a las olas que llegaban a finalizar su vida en las costas del Pacífico. Los golpes siempre iban acompañados de gritos que retaban y desafiaban al majestuoso océano.

-"¿Eso es todo lo que puedes?"
y un golpe atravesaba el agua.

- "Ven, aquí te estoy esperando."
y una patada rompía la pequeña ola.

- "No te tengo miedo"
y toda la energía del pequeño Gyatso era liberada para vencer su miedo en esas tardes en la playa.

Y lo venció...


Al poco tiempo después, Gyatso y el mar se volvieron amigos, inseparables cuando se veían, los mejores amigos jugaban de sol a sol todos los días. Apasionantes eran sus bienvenidas como melancólicas sus despedidas.

A lo largo de los años, Gyatso fortaleció su relación con el mar. Conocía cuando estaba tranquilo y templado, o enfadado y picado, sabía exactamente cuantas olas el mar expresaba a partir de las seis de la madrugada hasta que la luna al sol reemplazaba. En fin, el niño Gyatso era feliz cuando el océano sus píes en la arena enterraba incluso hasta cuando una broma pícara el mar le jugaba y de sorpresa le revolcaba.

Cuando Gyatso cumplió la edad de 13 años se enfrentó a una tremenda desilusión, su padre le dijo en un tono sincero:

-“Hijo, tu que tanto disfrutas y te alegras de tu amistad con el mar, lamento decirte que no lo conoces ni en la quinta parte de su mitad.

La lágrima en el rostro de Gyatso ya no se podía contener más cuando su padre le comento:

-“Aun hay más. Para que una amistad pueda llamarse amistad, los amigos tienen que conocerse a suma profundidad.”

En ese preciso momento Gyatso se decidió a aprender a bucear.

martes, 5 de enero de 2010

nothing to say



Yeah that's right, I’ve got nothing to say. And you know something? I don't give a fuck, I’ll keep on writing until something interesting or useful comes to my mind...



Así es, es como coger por coger, ayudar por lástima, fumar por que sí, escribir por el simple hecho de escribir sin tener algo que decir al mundo o a ti mismo. ¿Para qué?...
Sigue siendo placentero coger, sigue siendo gratificante ayudar, sigue siendo placentero fumar y sigue siendo placentero escribir pero esta muy claro que no se disfruta igual y mucho menos aspira a alguna trascendencia.

Cuando la intención es pura y sale de lo más recóndito de nuestra esencia, el acto es más noble y obviamente, mucho más disfrutado.
La intención en la acción es tan importante y tan substancial que tiene la facultad milagrosa de rebautizar los verbos y denominarlos:

Hacer el amor, Amar al prójimo, Respirar y Crear arte.

Déjà vu to my love

Que te suceda un déjà vu relacionado con la persona que amas es mucho más que tener la sensación de ya haber experimentado algo que se vive por primera vez; es saber con certeza que estas destinado a vivir todas las experiencias más preciosas a su lado.

Eduardo de la Parra Tonella, 1 de enero de 2010.