miércoles, 22 de abril de 2009

El peor medio-dia (o algo así) de mi vida (Viernes 17/04)

Comenzamos con la noche anterior, en este relato obscuro de como algunas veces, la suerte esta en tu contra y no hay mucho que se pueda hacer. Al llegar a casa, despues de un agitado día revisando entregas pasadas de proyectos y apenas recuperandome de la semana de vacaciones, y pasado mi increíble debut ante un público como jamaiquino, esperaba al fin encontrar paz y tranquilidad en mi hogar y buscar en mi almohada un merecido descanzo. Pero mis sueños que aún no eran participes de mi subconciente se vieron oprimidos por la cruda realidad, con tan solo unos instantes de adentrarme en mi alcoba, recibo una llamada diciendo que debemos trabajar en un (maldito) trabajo en equipo. Agobiado por la inminente congoja de cumplir, pero exhausto no obstante por el día, decido recostarme en lo que se inicia el booteo de mi portátil. Error garrafal que posteriormente me acecharía, ya que a las 2:00 AM me levanto como rayo solo para darme cuenta que ya era muy tarde, había fallado.

Sin más que hacerle, regreso a mis sueños, solo para ser despojado de los mismos una vez mas. Sin embargo esta es diferente, no tengo porque presionarme y no puedo dormir mas. Miro el reloj, 5:00 AM. Ni modo, es momento de comenzar mi día. Ya que presentaba un examen rápido en mi próxima clase, que mejor que repasar la tarea para prepararme para el mismo. Al llegar a la prueba, que grande es mi sorpresa al ver que soy interrogado de aquel problema que dude en resolver, y que no estaba en mi conocimiento la solución.

Se desarrolla mi mañana sin mayor importancia y me es solicitada mi ayuda. Al hacer algo por los demás, pienso ingenuamente, retribuyo al universo mis malas acciones y debo generar una vertiente a mi mala suerte. Me piden aventón al centro, a sacar un pasaporte, y yo sin pensarlo dos veces accedo. Y dejando atras la perdedera de tiempo que representa el hacer un trámite en este país, el que te llamen una vez solo para verte a la cara y mandarte a sentar, ser llamado de nuevo para pedir tus huellas dactilares, y finalmente una última vez para revisar papeles y firmas (aprox 2 hrs, con cita previa por su pollo). Y parte integral del relato fue que, como muchos saben, tengo un especial cuidado por mi reproductor musical. Para mi desgracia, con la intención de protejerlo de maleantes que acecharan mi vehículo, lo portaba conmigo. Para mi desgracia, en el momento que lo enciendo descubro que la pantalla ha muerto y ahora despliega unas manchas de tinta y parcialmente la imagen que solia conocer.



Al llevar a mi compañero a su casa, soy detenido no muy amablemente por un reten, en busca de armas y drogas.

Entiendo que tengo un coche medio feyito, y que me vieran pinta de maleante, pero eran las 12 del día! Y sin más, debo abandonar mi vehículo, otorgar mis papeles y crendenciales a los encargados del operativo, y esperar que no quieran pasarse de listos ocultando o introduciendo materiales a mi automóvil. Todo termina con paz y armonía, pero el tiempo perdido no regresa y con el los lamentos de lo que marchaba como un día normal y como se descompuso. De regreso a la escuela, ya que aun tenía deberes para ese día, se me ocurre pasar a rentar un videojuego. Ya que la crisis nos afecta independientemente de la industria en la que estemos, los videojuegos han incrementado sus costos sustanciablemente, y si ya de por sí estaban muy caros, en estos momentos es una burla estrenar unas canciones virtuales. Por tanto, me dispongo a rentar la copia del juego que para mi sorpresa (ni tanto porque ya mi día me lo gritaba) estaba rentado y regrese a mi coche con las manos vacías, solo para encontrar...

MAS SORPRESAS! mi coche derrama anticongelante a chorros, al abrir el cofre noto una manguera la cual libera en gas las últimas gotas del líquido que posee mi nave. Sin más, y valiendome un soberano cacahuate, enciendo mi auto y me traslado a la escuela para finalizar con mis actividades.

El resto de mi día no se mejora, pero ya estaba muy grueso que se empeorara más, por lo que sin más, lo declaro el peor medio-dia (o algo así) de mi vida.