viernes, 24 de febrero de 2012

la mala excusa

No me siento cómodo para maniobrar en este momento. - le dijo el coronel Saundai a Molliere.- Pero ¿Porqué? ¿si es lo que mas te gusta hacer no? o por lo menos eso dices. - reaccionó Molliere.
- Si, es cierto. Pero no me ha llegado la inspiración.
- Ah bueno, eso es otra cosa. Lo que me lleva a pensar que no siempre puedes hacer lo que te gusta. Primero necesitas conseguir inspiración.
-Si tan solo pudiera vivir inspirado.
-Tal vez es cuestión de práctica, ya sabes que la práctica hace al maestro.
- No creo que sea el caso.
-Inténtalo, nada tienes que perder.
- De acuerdo... espera unos momentos... ¡Hey!  No funcionó.

Me sigo encontrando con la misma pose, mi puño izquierdo soportando el peso de mi cara, expandiendo mi cachete y creando arrugas por mi cara.  Siempre quieto, siempre inmóvil, a la espera de que algo suceda. Como si en verdad creyera que algo novedoso fuera a suceder por el simple hecho de poner mi cara de tortuga. Conozco perfecto que así no funcionan las cosas, pero es la apatía, la que me tiene inmovilizado.

Necesito pasión en el corazón para que mi cerebro haga combustión.

Eso, mi querido yo mismo, es una verdad absoluta. Y está cabrón.

No hay comentarios: