viernes, 16 de marzo de 2012

Bienvenido a la Tierra del Hombre Tortuga: correspondencias privadas entre el Lic. Benito Juárez y el Dr. Gyatso

Nueva Orleans, Luisiana a 23 de octubre de 1855.

Ministro de Justicia e Instrucción Pública
Lic. Benito Pablo Juárez García
P R E S E N T E

Apreciable amigo:

Te escribo bajo nivel de mar, desde el Cafe du Monde, de la bella Nouvelle-Orléans. Ayer fui al puerto con Melchor para tomar ideas de la operación portuaria que planeamos implementar en Huatulco. Después de revisar el marco técnico y las cuestiones de infraestructura, conversamos sobre muchas cosas, entre ellas, le compartí mi preocupación acerca del mal que ha contaminado a nuestra sociedad.

En los últimos días me he podido dar cuenta que la naturaleza del hombre tiende a ser deleznable[1].

Hay personas de esta condición a las que puedes pasar una mano a través de ellas y traspasarlas. Con una consistencia tan endeble que un brazo firme se logra filtrar por su cuerpo con la facilidad de movimiento que solo el aire permite. Tienen un espíritu tan laxo que parecen fantasmas. ¡Están vacíos por dentro!

Así mi querido Benito; vacíos, los blandengues viven en todos lados. Nuestra Sociedad está infestada de ellos. ¡Abundan! Entes errantes que vienen al mundo sin propósito y la palman del mismo modo.

Sin principios, sin valores transitan por el mundo despersonalizados por las exigencias de encajar en una sociedad llena de estigmas a  la que poco le importan.

Seres que a mi parecer no merecen ser llamados humanos. Lo digo sin desprecio. ¡Lo digo por que desaprovechan la oportunidad única que ofrece la vida! ¡Con todas sus posibilidades! La dejan pasar como tortugas de chocolate que toman el sol y esperan que la vida se derrita, y no le exprimen ni una gota a esta preciosa existencia humana.

Este mundo está hecho para los firmes, los temples de espíritu. Los hombres resolutos, que saben lo que quieren y van y lo consiguen. Los Hombres Robles con raíces fuertes que ninguna tormenta les desprende de su suelo. Siempre firmes, siempre rectos. Íntegros. Eso aspiro ser, un Hombre Roble quiero ser.

A propósito, ¿Cómo está Margarita? Dale recuerdos de mi parte.

Sinceramente,
Gyatso.



[1] deleznable. (De deleznarse).
1. adj. Despreciable, de poco valor.
2. adj. Poco durable, inconsistente, de poca resistencia.
3. adj. Que se rompe, disgrega o deshace fácilmente.
4. adj. Que se desliza y resbala con mucha facilidad.

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